La conciencia de un mundo real y significativo está íntimamente ligada al descubrimiento de lo sagrado
(Mircea Eliade)
 
 
 

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DEBATE

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Bruno Forte - Torres Queiruga

Los asistentes al X Simposio de Teología Histórica, de la Facultad de Teología de Valencia, pudimos asistir a un interesante debate teológico, enriquecedor en todos los aspectos y al más puro estilo escolástico -donde sólo la disputatio y el diálogo acaban de configurar el discurso. La ponencia de la mañana presentada por Torres Queiruga mostró el quid de la cuestión, en clara matización a conceptos que el día anterior había dicho Bruno Forte. Por suerte para los presentes -entre ellos RUT- Bruno seguía encontrándose entre el público, al acabar Andrés, subió al estrado; lo que sigue lo mostramos prácticamente en toda su extensión hasta que se interrumpió la contestación de Queiruga por razones de tiempo (al que también nosotros hemos sintetizado un poco), creemos que es fructífero recordarlo. Dos conclusiones: el debate sigue abierto y la teología crece cuando en vez de atrincherarse dialoga.

Bruno Forte

Hace muchos años que Andrés y yo tenemos una amistad profunda y el hecho de que somos un poco más viejitos nos permite acercarnos, pero también hay algunas diferencias, las diferencias son las cosas más importantes porque nos ayudan a pensar más, y más allá. Tengo simplemente seis pequeñas preguntas (risas en la sala), sí y eso que he hecho una contracción, un zim zum.

La primera, como siempre tú eres un hombre que dialoga muy seriamente con la modernidad pero me parece que no has resuelto un punto sobre el cual hemos discutido muchas veces: la diferencia entre modernidad y posmoder-nidad. Yo sé bien que con esta palabra “posmoderno” se puede decir todo y nada, pero hay una discusión muy seria sobre este tema, una discusión teorética sobre la crisis de la razón adulta y emancipada y me parece que nuestro interlocutor no es sólo la modernidad sino también la modernidad en su evolución crítica. Pues en un sentido la posmodernidad es una evolución crítica de la modernidad. Eso significa un cierto optimismo que hay en la razón moderna problemático. Tú también creo que tienes esta falta de dimensión trágica. Por ejemplo el drama del pecado, para así leer las cosas de una manera dialéctica, agónica, dramática. Y esto me parece un punto que el posmoderno no respeta.

Segundo, una apología del sufrimiento que invoca. Tu hablas de la gratuidad de la oración. Yo he pensado en Pablo y el ángel, cuando Pablo quiere ser liberado, me parece que es una oración muy humana. No se puede pensar que el pobre que pide a Dios la gracia para su liberación hace algo contradictorio con Dios. Es subrayar la excelencia del misterio. Dios es más grande, tenemos que decir a Él todo lo que pensamos. Igual que los hassidim, ellos reprochan a Dios que él no hace bien, pero es una manera de reconocer la trascendencia, de reconocer su amor.

Tercero, una lógica del milagro. Me parece que el milagro no es sólo un suspender las leyes naturales, sino mucho más, en el NT es signo del amor de Dios, es la imposible posibilidad de Dios, es importante clarificar, no se puede decir que el milagro no dice nada. Yo y un filosofo italiano hemos tenido una discusión interesante sobre el milagro en páginas de la República, que es algo como el País aquí, y ha sido muy interesante.

Cuarto, una apología del Silencio de Dios, reducir Dios a sola palabra es un Dios ilustrado, un Dios demasiado poco Dios, reducido a la medida de la historia.

Quinto, la seriedad del pecado original. Me parece que la universalidad del mal y la omnipotencia salvadora universal de Cristo, no es sólo simbólica, sino histórica; necesitan una reflexión sobre el pecado original mucho más dialéctica y profunda.

Y fin, con la cuestión del zim zum. Yo pienso que las peregrinaciones a Safeth (ciudad judía al Norte de Nazareth, donde hay sinagogas medievales y donde se ha desarrollado la mística judía sobre todo de judíos que venían de España) allí se ha desarrollado la teología de la sequinah, del zim zum, de la contracción de Dios; no se puede vanalizar esta teología. San Francisco dice tú eres humildad, esto significa que hay un Dios que se limita, porque él nos quiere. Sabes cuanto aprecio tu obra, eres en la serie de la televisión italiana que yo he dirigido sobre la teología actual, uno de los teólogos españoles que habla, eso es signo de mi evaluación. Pero me parece que tu pecado original (risas) es que tienes una confianza muy moderna en la razón, un racionalismo muy desarrollado que tiene que ser un poco más trágico. Y para acabar digo que todos los teólogos somos un poco burros de palabra, somos conscientes de los límites de nuestras teologías y por eso yo siempre te escucho y te provoco porque me parece que es necesario. (Aplausos)

Torres Queiruga

Escuchar a Bruno es una delicia porque es muy agudo, pero es un peligro porque habla demasiado bien.

  • ¿El castellano? -contesta Bruno desde abajo.
  • No, has mejorado incluso el castellano -risas-. Si yo me meto en tus planteamientos, yo te daría la razón en todo, pero no te doy la razón en nada, que es lo que has hecho tú conmigo -risas-.

Modernidad-posmodernidad, voy a hacer alusión a esto. Nosotros no somos los únicos críticos de la modernidad. La modernidad es un proceso enorme, pues los grandes críticos de la escuela de Franckfort también están dentro, ahí. Pero yo creo que no es un nuevo paradigma sino que es justamente la manifestación de este carácter autocrítico de la modernidad, que sabe que ha sido muy ingenua. Yo sólo he hablado de la crisis de la razón instrumental, no he hablado de que la razón creyera que va a hacer todo. Desde el Renacimiento se desató un proceso que todavía no ha culminado; hay que recordar que Jaspers comparaba esta crisis con el descubrimiento del fuego, con la hominización... lo veía de una posibilidad tal que por eso todavía está abierto. Por lo tanto no quito la crítica ni soy optimista, luego hablare del pecado. Me preocupa el tema del mal y posiblemente es de lo que más he escrito. Luego es que lo tomo muy en serio. No le quito importancia ni lo desdramatizo.

Segundo, el tema de la oración de petición, sabía que iba a salir. El sufrimiento que invoca, estupendo. Pero no el sufrimiento que culpabiliza a Dios. Pablo le dice a Dios que le quite aquella espina, porque Pablo hablaba como hablaba. Pero realmente reconocer la excelencia de Dios, ¿quién la reconoce? El que reconoce que Dios está volcado de todo corazón sobre la miseria humana y que, a pesar de todo, sigue esta miseria humana y reza: ¡Señor! sabemos que te duele de corazón, que estás suplicando nuestra colaboración. Pero tenemos que ser realistas: pensemos cuando en la misa se dice Señor escucha y ten piedad, los sacrificios para convencer a Dios, las procesiones, o si no llueve se encierra al santo... mi madre, cuando me dolía el brazo me decía, ¡hijo mío, ojalá me doliera a mí y no a ti! ¿Estaría bien que yo le reprochase que me dolía el brazo? Orar de ese modo es estar atacando la ternura infinita de Dios. Lo auténticamente cristiano no es negar para nada la acción de Dios, sino afirmarla, porque es reconocer su ternura volcada sobre nosotros.

Imaginemos que tengo un amigo marciano que cada vez que viene a la Tierra tiene que aprenderlo todo de nuevo y va a una de nuestras misas y escucha como nos dirigimos a Dios ¿qué idea sacaría de El? ¿quién es ese Dios? Se le pide veinte veces perdón a Dios, se le está siempre pidiendo no se qué... se le está diciendo que «por el sacrificio de tu hijo» haz tal cosa... El marciano sacaría una idea horrible de Dios. A esta objetividad me refiero, no a los sentimientos de la gente, estos sentimientos no están en cuestión. Pero no se están educando bien los sentimientos.

Dios da gratuitamente su amor. Pero lo que se entiende ordinariamente por hacer una peregrinación, o rezar una novena para que llueva... realmente implica -y vuelvo a la objetividad no a la intención- que Dios está pudiendo hacer algo que no hace hasta que le convencemos. Y si lo puede hacer y no lo hace o luego lo hace, es que no ha querido hacerlo antes. Si cura una peste en el mes de octubre y podía haberla curado en el mes de Enero, todo ese inmenso sufrimiento Dios lo ha consentido porque le ha dado la gana.

Y por otro lado, la lógica del milagro destruiría el mundo porque tendríamos que pedirle, por ejemplo, «acaba con las masacres de Bosnia», pero luego tendríamos que pedirle: «acaba con los crímenes en la calle, acaba con los cánceres. Luego, «solucióname el examen». Es decir, Dios crearía un mundo, y luego tendría que estar arreglándolo continuamente. Y si no, qué criterio ha habido para hacerle un milagro a éste y no a aquél... creo que es entrar en una lógica que no es la de Dios. Dios está haciendo todo lo posible por sacarnos adelante y si algo falla, no es por él, falla por otra circunstancia o por parte nuestra. El exceso de Dios es el exceso del amor que se está entregando todo en cada momento y que no se ha reservado nada. Porque de otra manera es un Dios que se reserva. En cambio, Dios, como dice San Juan de la Cruz, nos lo ha dado todo, nos lo ha dicho todo.

En cuanto a lo del Silencio de Dios, yo ya sé que cuando tu hablas del Silencio de Dios no hablas de este silencio que yo digo. Creo que Dios no calla o se reserva ante la historia. Lo que pasa es que el modo de hablar de Dios es la inmensidad de su ser que se traduce en silencio para nosotros, pero no porque no quiera manifestarse sino por nuestra incapacidad. Dios está tratando de decirme que es mi Padre, que es mi Madre, que me ama, y me lo está diciendo a cada minuto y a cada hora. ¿Qué cosas hemos entendido de Dios cuando habla en la historia, incluso leyendo la Biblia? «Un Dios que castiga...» pero eso no es porque él no quiera manifestarse; si no, qué sentido tiene un Dios que nos ama, que quiere estar presente en nuestra vida. Por lo tanto no estoy hablando de un Dios ilustrado. Cuando yo soy optimista es cuando hablo de Dios hacia nosotros no de nosotros hacia Dios, estoy diciendo que mi inteligencia es tan pequeña que aún Dios que está hablando siempre no soy capaz de comprenderle y muchas veces cree que está callado y le siente ausente. Yo el énfasis no lo pongo en nuestra capacidad, sino en el amor de Dios. Dios se revela a todos en cuanto puede.

Aquí se interrumpió el debate y todos nos quedamos con las ganas de que haya más tiempo y voluntad de hacer una teología en diálogo.

 
 
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