Walt Whitman 48 Dije que el alma no es más que el cuerpo, Y dije que el cuerpo no es más que el alma, Y que nada, ni Dios, es más que uno mismo, Quien camina una milla sin amor, se dirige a su propio funeral envuelto en su propia mortaja; Y yo y tú, sin tener un centavo, podemos comprar lo más precioso de la tierra, Y la mirada de unos ojos o una arveja en su vaina confunden la sabiduría de todos los tiempos, Y no ha y oficio ni profesión en los cuales el joven que los sigue no pueda ser un héroe, Y no hay cosa tan frágil que no sea el eje de las ruedas del universo, Y digo a cualquier hombre o mujer: Que tu alma esté serena y en paz ante millones de universos. Y digo a la Humanidad: no hagas preguntas sobre Dios, Porque yo que pregunto tantas cosas, no hago preguntas sobre Dios, (No hay palabras capaces de expresar mi seguridad ante Dios y la muerte) Escucho y veo a Dios en cada cosa, pero no lo comprendo en lo más mínimo, Ni comprendo cómo pueda exisitir algo más prodigioso que yo mismo. ¿Por qué desearía yo ver a Dios mejor que en este día? Algo veo de Dios en cada hora de las veinticuatro y en cada uno de sus minutos, En el rostro de los hombres y de las mujeres veo a Dios, y en mi propio rostro en el espejo; Encuentro cartas de Dios tiradas por la calle y su firma en cada una, Y las dejo donde están porque sé que dondequiera que vaya Otras llegarán puntualmente. |