O libertador o mortificador
La vida de Jesús, el Cristo debe ser desprivatizada, es decir, leerse hoy desde categorías político-sociales. De esta manera, nuestro Dios, será el Dios de Israel (el pueblo) y de Moisés (el profeta): un Dios Libertador (Ex 15). De otra forma, nuestro Dios de Jesucristo, no sólo no salvará, sino que atará, y pondrá cadenas a los presos de conciencia y de pecado.
Los oprimidos y marginados (encarcelados, enfermos de S.I.D.A., homosexuales,...) no se liberarán de verdad, no se salvarán, si no empiezan a experimentar libertad ya en este mundo, con la acción eficaz y transformadora del Evangelio de la Vida. La iglesia, para ser de Jesús el galileo, debe predicar la Liberación del Hombre y de la Mujer.
¡Ven, Señor y Sálvanos! |