Un símbolo religioso no se basa en creencia alguna, Y sólo donde hay una creencia hay error
(Ludwig Wittgenstein)
 
 
 

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Enciclopedia teológica

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Jesucristo nace hoy

Las diferentes opiniones sobre Jesucristo refuerzan la convicción de que en su histórica concreción (en tiempos de Poncio Pilato) su vida tiene una fecunda capacidad de iluminar el sentido de otras vidas. Se nos plantea el reto de descifrar cuáles sean las parábolas que hoy Jesús nos cuenta al caer la tarde, para ayudarnos a comprender la hondura de nuestra propias vidas y el reto de vivirlas con alegría y humana responsabilidad.

No, no se trata de una felicitación navideña. El resultado de una visión más pluralista de la historia de Jesús y sus interpretaciones es una sorprendente variedad de significados. Los que pertenecemos a la confesión eclesial de la fe, compartimos una afirmación fuerte: él, es el Señor, por que está como el que sirve. Pero gracias a la recuperación de otras interpretaciones, lo que por fe le reconocemos a Jesús, se multiplica en los diferentes significados que otras personas le encuentran. Por eso, Jesús nace hoy en la medida que pronuncia palabras para ser comprendidas ahora y totalmente incomprensibles en otro momento. Con su pasado y el nuestro, pero surgiendo en el parto del presente, del paréntesis de vida que es este hoy escurridizo, Jesucristo nace hoy. Junto a sus matices y variaciones de clase, nuestra cultura occidental de infinitas ventanas superpuestas que se abren unas dentro de otras (windows), con numerosos "links" que te llevan a otra parte (internet), tiene inmensas brechas de vacío. Hoy Jesús tiene algo que significar ante la ansiedad de un frenético ir y venir y no saber donde parar. Nietzsche tenía razón, él provoca paz. La paz que sólo se siente al sobreponerse al efímero imperio de la rentabilidad económica y el reduccionismo succionador del consumo. Ante el vértigo, él significa hoy una invitación al sosiego nada inactivo de la reflexión y la contemplación.

Pero también está esa temprana invocación del carácter universal (en el sentido multiétnico y en el sentido cósmico) que los cristianos hacen de Jesús: el que lo recapitula todo, el que hace las paces entre el cielo y la tierra, primogénito de toda criatura. Y en este preciso momento que se habla de mundialización, de superación de las distancias por medio de las distintas gamas de televisiones digitales, de un contexto planetario para la economía, Jesús significa también la propuesta de entender como un mismo destino el presente de todos los pueblos de la tierra. Por ello, la solidaridad que es justicia, que reclama la justicia, es el significado vivo de Jesucristo hoy. Es más, hoy Jesucristo confesado como el Señor invita a comprender como un mismo destino el presente de la vida, la que arde en el Amazonas, se desintegra en la atmósfera y se hace mortífera en tantos puntos de la Tierra. La opción por un progresivo acoplamiento a las necesidades de la vida y sus condiciones naturales, ecológicas, forma parte de esta actualidad de Jesucristo.

El que es llamado en el Apocalipsis el Alfa y el Omega, y veraz, que abre el libro del futuro y llama a nuestra puerta, nace hoy como respetuosa pero firme propuesta de un modo de vida decididamente más apasionado por la igualdad y la convivencia con los otros y la naturaleza.

 

 
 
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