Todo es una perla brillante, incluso el antro del demonio de la montaña negra
(Dogén)
 
 
 

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Enciclopedia teológica

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Evolución y Religión
Sebastián Bellón López

La pregunta viene de lejos: ¿de dónde ha salido toda esta diversidad viviente? O mejor aún ¿de qué manera se ha producido la enorme variedad de seres vivos que puebla nuestro planeta?

Hasta la fecha se han catalogado unos 2 millones de especies de seres vivos y se estima, y nótese la amplitud del rango, que pueden existir entre 10 y 100 millones de especies en nuestro planeta, muchas de las cuales no llegaremos a conocer dado que la velocidad a la que se produce su extinción supera a la de su descubrimiento y estudio.

En la mayoría de las culturas humanas la explicación a tal diversidad se reducía a lo consignado en la mitología o en las doctrinas religiosas, aunque la idea de que las especies cambian a lo largo del tiempo, o lo que es lo mismo evolucionan, viene de antiguo.

Este concepto, el de que las especies se modifican a lo largo del tiempo, que se pone de manifiesto con toda claridad por la existencia de fósiles, no es un concepto novedoso aportado por Charles Darwin. La idea ya aparece en culturas como la Grecia clásica (Anaximandro, Empedocles), la China taoista (Chuang Tzu, siglo IV a.C.), en los primeros pensadores cristianos (San Agustín), o en la filosofía islámica (Al-Jahiz siglo IX) hasta enlazar con la Revolución Científica del siglo XVIII (Descartes, Maupertuis) y continuar hasta las primeras teorías construidas sobre bases científicas elaboradas por Buffon, Cuvier, Erasmus Darwin, John Phillips o Lamarck, por citar los más conocidos.

La Evolución de las especies no es sólo una teoría, es un hecho. Las pruebas que apoyan esta afirmación son abrumadoras y negar el hecho de que las especies han ido cambiando a lo largo del tiempo es como negar que la Tierra gire alrededor del Sol o poner en duda la existencia de la gravedad. La Evolución pasa a ser una teoría (al igual que la gravedad o la traslación terrestre) cuando se intenta dar una explicación a la misma. Es aquí donde se puede establecer la discusión pero no en la existencia o inexistencia de la evolución misma.

La dificultad ha consistido en dar una explicación a este hecho sin recurrir a una Inteligencia Superior o, lo que es lo mismo, elaborar una teoría con base científica que explicara como a lo largo del tiempo aparecen especies nuevas y desaparecen otras, en explicar cómo es posible que unos seres vivos se transformen en otro a lo largo del tiempo.

La aportación de Charles Darwin ha sido la de elaborar una teoría, la Teoría de la Selección Natural, que intenta explicar no el hecho de la evolución de las especies, sino cómo se produce la misma. Charles Darwin utiliza el método científico para proponer un mecanismo que pone de manifiesto de manera convincente como unas especies se pueden transformar en periodos dilatados de tiempo.

En pocas palabras la Teoría de la Selección Natural explica la Evolución de las especies basándose en lo siguiente:

  • En cualquier especie los distintos individuos presentan pequeñas diferencias, algunas de las cuales pueden ser ventajosas en determinadas condiciones ambientales, de manera que algunos individuos, los mejor adaptados, dejarán más descendencia que otros (supervivencia de los más aptos)
  • Las diferencias entre los individuos de una especie pueden acumularse, por el mecanismo anterior, pudiendo dar lugar con el tiempo a especies diferentes de las originales, o lo que es lo mismo evolucionar a especies diferentes.

Desde que en 1859 Charles Darwin publicara su obra “El Origen de las Especies” se han sucedido las objeciones y controversias desde distintos campos del conocimiento y la cultura acerca de las propuestas que en esta obra se hacen para explicar la diversidad de la vida en nuestro planeta.

Ha sido en el campo religioso donde la explicación del mundo según “El Origen de las Especies” y la que se encuentra en los libros sagrados han entrado en conflicto con mayor intensidad. En un principio se produjo un rechazo similar al que causaron las ideas de Galileo sobre el movimiento de los astros ya que si en aquella ocasión la Tierra dejaba de ser el centro del Universo, con lo que ello implicaba respecto de lo establecido en La Biblia, en ésta era la especie humana la que dejaba de ser la figura central en el esquema de la Creación, pasando a ser una criatura más descendiente de organismos ya desaparecidos y no creado de novo por un Ser Superior.

Sin embargo, aparte de algunos incidentes puntuales como el que se produjo en 1860 entre el naturalista Tomas Huxley, defensor de las ideas de Darwin, y el obispo Wilberforce, la Iglesia Católica evitó durante décadas una refutación oficial de la teoría de la Evolución aunque entrara en conflicto con lo establecido en el Concilio Vaticano I, donde se amenazaba de excomunión a quienes pusieran en duda el dogma de que “todo ha sido creado por Dios, a partir de la nada”. En 1996 el papa Juan Pablo II establecía que la Evolución “es más que una hipótesis” y reconocía la abrumadora cantidad de datos que apoyaban esta teoría aunque reiteraba el papel de Dios como creador del alma humana.

¿Niega la Teoría de la Evolución la existencia de un Ser Supremo creador del Universo? ¿Se deduce de esta Teoría la inexistencia del alma humana, tal y como postulan las religiones? La respuesta es no.

Por el contrario ¿se sigue de la lectura de la Biblia que todos los seres vivos que habitan la Tierra fueron creados en apenas unos días, tal y como los vemos ahora, negando de esta manera el hecho de la Evolución? ¿Tiene el hombre un origen distinto del resto de los seres vivos y por tanto no sujeto a las leyes de la Naturaleza? La respuesta vuelve a ser no.

La Ciencia se ocupa de conocer el mundo de una manera (el método científico) y la Religión, al igual que otros campos del saber como el arte o la filosofía, de otra. Ciencia y Religión se hacen preguntas distintas acerca del mundo. Así mientras que la Ciencia pregunta ¿cómo? intentando comprender los mecanismos que gobiernan los procesos físico-químicos y biológicos, deduciendo leyes universales sobre la organización de la materia viva o inanimada, la Religión se pregunta ¿por qué? y las respuestas que ofrece se encuadran de lleno en el campo de la metafísica.

Teniendo en cuenta lo anterior se comprende que la Ciencia no niega la existencia de un Ser Supremo, ni la niega ni la afirma, sencillamente el método de conocimiento que utiliza la Ciencia no se pronuncia sobre este tema puesto que no es tema de su incumbencia.

La Religión, por otro lado, centra su interés en el aspecto espiritual del hombre y su relación con Dios, y no en cuestionar el conocimiento que se adquiere mediante el método científico. Así pues, las jerarquías religiosas pronto asimilaron la teoría evolucionista estableciendo que sus postulados eran compatibles con la creencia en un Ser Superior que dirigiera todo el proceso como postula lo que ha venido en llamarse Evolución o Evolucionismo Teísta.

La Evolución Teísta acepta la práctica totalidad del conocimiento científico actual y sólo invoca a Dios en aquellas cuestiones que escapan a una explicación científica tales como el origen del Universo o la naturaleza y existencia del alma humana. Por este motivo esta teoría es aceptada por los científicos creyentes en Dios, a diferencia de lo que sucede con la teoría (?) del Diseño Inteligente como veremos más adelante. A diferencia de ésta, el Evolucionismo Teísta considera a Dios como el creador de la Leyes de la Naturaleza que explicarían el desarrollo de los procesos evolutivos en nuestro planeta, pero sin intervenir activamente en ellos.

Al mismo tiempo considera que la idea de que el neo-darwinismo conduce necesariamente al materialismo ateo para quienes defienden las ideas evolucionistas, tal y como postulan los grupos creacionistas, constituye un error. Mucha gente piensa que la ciencia es materialista, pero se puede utilizar el método científico para conocer el mundo y al mismo tiempo ser creyente.

La Religión involucra convicciones metafísicas y sentimientos profundamente arraigados en el ser humano mientras que la Ciencia se ocupa de desentrañar los secretos de la Naturaleza intentando comprender el funcionamiento del orden que en ella parece existir.

Sin embargo en estos últimos años asistimos a un rebrote de ideas y actitudes fundamentalistas enarboladas por grupos pro-religiosos, principalmente en Estados Unidos, que combaten y niegan, no ya la Teoría de la Selección Natural o su versión actualizada, la Teoría Sintética de la Evolución, sino el propio hecho de la Evolución. Resistentes a aceptar la Teoría o Hecho de la Evolución los defensores de la llamada “Ciencia de la Creación” intentan deslegitimar a la misma por todos los medios a su alcance bien sea disfrazando sus ideas religiosas de ciencia, bien intentando demostrar falta de cientificismo de las ideas evolucionistas.

Como quiera que estos grupos belicosos, sobre todo en Estados Unidos, han conseguido algunos éxitos como es el de dificultar la enseñanza de la Teoría de la Evolución en las escuelas de algunos Estados, se ha producido una reacción desde distintos ámbitos científicos para deslegitimar a estos fundamentalistas. Puesto que los argumentos que utilizan los defensores de la teoría del Diseño Inteligente se basan en la creencia en un Ser Inteligente que ha diseñado el Universo y lo que hay en él, distintos pensadores han creado diferentes pararreligiones (sátiras o parodias de religiones monoteístas) como la de la diosa Unicornio Rosa Invisible o la religión del Monstruo del Espagueti Volador (Flying Spaghetti Monster).

Esta última, cuyo número de seguidores, llamados pastafarianos (mezcla de pasta y rastafari) no deja de aumentar y que se ha convertido en un fenómeno mediático gracias a Internet, propone a un tal Monstruo del Espagueti Volador como el creador del Universo con una Doctrina y un Evangelio acordes con la imagen del mismo. Los principios del pastafarismo fueron ideados por Bobby Henderson, licenciado en física de la Universidad Estatal de Oregón, para protestar mediante la sátira por la decisión del Consejo de Educación del Estado de Kansas adoptada a finales de 2005, de permitir la enseñanza del Diseño Inteligente en las escuelas públicas como alternativa a la Teoría de la Evolución confiriéndole de esta manera status de teoría científica.

La Teoría de la Evolución ha tenido y sigue teniendo profundas implicaciones en muy diversos ámbitos de la cultura y el saber de las sociedades humanas y es este enfoque evolutivo el que permite entender cuestiones que hasta ahora resultaban ininteligibles en el campo de la enfermedad (medicina evolucionista), economía (economía evolucionista), psicología (psicología evolucionista), sociología, etc., amén de del conjunto de disciplinas científicas (biología molecular, ecología, química, geología, física, astronomía, … ).

Los conocimientos que aporta la Genética, una nueva ciencia inexistente en tiempo de Darwin, permiten dar una explicación coherente a la Teoría de la Selección Natural de Darwin constituyendo la Teoría Sintética de la Evolución la cual ofrece una explicación del hecho evolutivo y de cómo este se lleva cabo en la que encajan aportaciones de diversas disciplinas científicas tales como la Bioquímica, Ecología, Etología, Química, Física o Geología.

De la misma manera que las nuevas ideas de Galileo acerca de de la organización del sistema Solar , y del Universo en general, significaron una revolución del pensamiento no sólo a nivel científico sino sociocultural y filosófico, la Teoría de la Selección Natural de Darwin, modificada y puesta al día como la Teoría Sintética de la Evolución, ha servido para desplazar al hombre, a la especie humana, como figura central del Universo conocido y poner en tela de juicio interpretaciones literales de la Biblia, algunas de las cuales, como las afirmaciones del Génesis : “he ahí el mundo para disfrute del hombre” y “creced y multiplicaos” han tenido y siguen teniendo graves consecuencias sobre la dinámica de los ecosistemas en nuestro planeta que han sido y siguen siendo devastados.

Los intentos de negar el hecho de la Evolución, así como su explicación científica como es la Teoría Sintética de la Evolución, sólo se pueden entender como una reacción inmovilista de aquellos grupos prorreligiosos que se resisten a aceptar la posición del hombre en la historia evolutiva del Universo que propugna la Ciencia insistiendo de manera tozuda en una interpretación literal de la Biblia.

Sebastián Bellón López
Profesor de Biología
IES Diego de Siloé (Albacete)

 
 
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